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Demetrio Herrera Sevillano o de cuando el discurso literario y el discurso social se fusionaron

  Nombre del Autor: Fredy Villarreal Vergara 

Panamá

oliv70a@hotmail.com

Palabras clave: Poesía - crítica - Hispanoamérica.

Minicurrículo: Nació en Panamá en 1973, es licenciado en Humanidades y especialista en Docencia Superior con énfasis en Lengua y Literatura por la Universidad de Panamá.  Ha completado los estudios de doctorado en la Universidad de Granada, España, actualmente trabaja en la tesis doctoral.  Igualmente es miembro del Consejo Editorial de ELVIRA,  Revista de Estudios Filológicos de la Universidad de Granada y su libro Pentateuco de lo desconocido (ensayos literarios) está en prensa.

Resumo: Demetrio Herrera Sevillano ocupa na literatura panamenha um lugar central, devido à contribuição que no campo da poesia trouxeram seus livros na década de 1940.  A ruptura que representa a  voz de Herrera Sevillano  ocasionou uma revolução estética na poesia panamenha, a través do discurso social, não só reduzindo sua poesia a uma crítica política e social, mas também plenamente convencido da necesidade de que toda mudança em poesia vai sempre por estes caminhos, isto é, pelos caminhos poéticos; este é o mérito principal d este poeta fundamental na nacionalização da poesia.

Resumen: Demetrio Herrera Sevillano ocupa en  la literatura panameña un puesto central, dado el aporte que en el campo de la poesía supusieron sus libros en la década de 1940.  La ruptura que representa la voz de Herrera Sevillano, quien se propuso una revolución estética en la poesía panameña, a través del discurso social, pero no reduciendo su poesía a una crítica pólítica y social, sino plenamente convencido de la necesidad de que todo cambio en poesía vaya siempre por los caminos de ésta, es decir, por los caminos poéticos; es  el mérito principal de este poeta fudamental en la nacionalización de la poesía.

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         Demetrio Herrera Sevillano (Panamá, 1902) personifica como nadie en la joven literatura de su tiempo y de su país al autor convencido de la necesidad de que su poesía y la de toda una generación, echara verdaderas raíces nacionales, que se convirtiese esencialmente en panameña, a la vez que convencido también de que ese proceso tenía que ser intrínsecamente literario.  Fue así como nació una voz fundamental en el panorama literario nacional.  Hoy sesenta y cinco años después de la publicación de su primer gran libro, se hace necesaria una revisión crítica de dos obras fundamentales del corpus literario panameño, no ya sólo por lo que de innovador tuvieron en su momento, sino por la vigencia y trascendencia en el discurso literario panameño y su especial repercusión en la búsqueda de identidad nacional: Kodak y La canción del pueblo.

 En Kodak vamos a apreciar al Herrera Sevillano que se decanta fundamentalmente por la expresión verbal recreada, por el uso de  la metáfora y la prosopopeya que en él cumplen una doble función:  ser la fórmula con la cual crea sus imágenes poéticas,  y portar un contenido con claras connotaciones sociales.  En algunos de los poemarios incluidos en este análisis observaremos un cierto interés del poeta por una de esas funciones, en detrimento aparente de la otra, sin sobrepasar unos límites aceptables del equilibrio necesario en la expresión poética.  Este interés o preferencia del autor no quita méritos a su poesía, porque hay un valor agregado: el que proveen las conexiones entre ambos elementos.  En Kodak, ese cierto interés se inclina hacia lo formal, lo expresivo...  Mas en este libro de poemas, los versos no son el conjunto de palabras ordenados o adecuados de un  modo tal que alcancen un grado determinado de belleza o para crear una imagen innovadora o ingeniosa, sino que están explícitamente unidas a un paisaje urbano que necesita ser descrito, de una manera especial, sólo posible a través de la poesía; que en este caso concreto, echa mano de las técnicas fotográficas(de allí el nombre del libro, en alusión a la marca de productos de fotografía), esto es, el poeta se pasea por la urbe capitalina con su cámara fotográfica “recogiendo”(creando) esas imágenes que abundan en su poesía.

      Desde el principio, en la intención del autor de que sus poemas sean “trozos de realidad”, a manera de cuadros fijos, se puede observar el desapego de este poemario con el Creacionismo, digna de resaltar ya que es una de las escuelas a las que la crítica ha querido adscribir su poesía.   La técnica que intenta el poeta definirá un poco el estilo de los poemas, brevedad y fragmentación en pequeñas unidades, porque intenta captar momentos concretos a través de su lente.

     Observémoslo en  Ciudad

Ahora voy  
Trazando  
Una línea de construcción  
Con los lápices de mis piernas  
Los automóviles  
Abren los ojos.  
La gente sube a las casas  
Por acordeones en desperezo.  
En este pasadizo  
La oscuridad  
Me ha extraído  
Las pupilas.
 

     Este poema está estructurado en ocho pequeñas unidades que coinciden obviamente con las estrofas, pero esta agrupación no obedece sólo a un planteamiento métrico, sino que temáticamente (y es esto lo que nos interesa resaltar) cada una de ellas tiene un sentido propio, completo(con una notable excepción: las  estrofas siete y ocho, unidas por los recuerdos del sujeto poético).

 

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     A la brevedad y fragmentación, hay que agregar nuevamente, como valor literario esencial, el uso de la metáfora que una vez más respalda la preocupación del poeta por animar lo inanimado.  Metáfora  y prosopopeya  se convertirán en un elemento indisoluble en su poesía, porque sus imágenes más caras serán aquellas en las que dota de existencia a los objetos que se convertirán en sus únicos amigos en ese estado de soledad total en que se encontrará el poeta.

     De allí que utilice personificaciones ingeniosas o de gran belleza incluso, más dramáticas..  Hacia el final del poema se anuncian ya los caminos que luego tomará su otra poesía, incluso la propia imagen aparecerá una y otra vez en poemas de este y otros libros suyos.

     A lo largo de todo el poemario, podrán apreciarse esos dos elementos, porque en sus imágenes, el poeta necesita dar vida a todos esos objetos a los que  alude en su poesía, sean materiales(los automóviles, los anuncios, los postes, los tranvías, las nubes, los faroles, las casas, las sombras, el viento, el sol...) o  abstractos(los sueños, la soledad...).

     Tal vez, el poema más conocido de este libro sea Entrenamiento, en él destaca sobretodo el uso de la metáfora y de la prosopopeya.  Este poema se estructura sobre dos realidades, una que servirá de referencia, el boxeo; la  otra, el paisaje urbano costero, que será lo animado.  El poeta a través de su arte, materializado en metáforas y personificaciones, hace la simbiosis y crea una tercera realidad: la poética; en la que los elementos del paisaje(natural y artificial) se transforman en boxeador, asistente, público espectador, controlador del tiempo, etc.

     El poema es él, íntegro, una gran imagen, una sesión de entrenamiento de un boxeador con todos los elementos propios de esta actividad.  Cabe destacar que en este poema, la relación de un objeto con otro no se limita a los procesos de animación como en el caso del primer verso “El mar – boxeador rápido”,  sino que hay identificaciones tipo objeto A con objeto B, en los cuales ambos objetos  son inanimados, por ejemplo en el verso seis, el viento es una toalla; tanto A como B carecen de animación, o en el caso de los dos últimos versos, en los cuales se identifican el cielo con el techo.

      En Domingo nuevamente  transforma el paisaje urbano con  sus dos recursos predilectos: metáfora y personificación.  Así, las fachadas son curiosas, la tarde se sube al autobús, el sol mete su mano en la cantina o un automóvil duerme la siesta...

Sigue en este poema, el mismo procedimiento que en Entrenamiento.

      En  Con mi kodak, continúa con su especial descripción del ambiente urbano; sigue fiel a sus procedimientos; así el hielo se convierte en “cristal humeante”, la esquina es una prisionera, el estómago refunfuña, el viento tiene cuerpo, el sol, manos: 

De la tienda de un asiático,  
Sale una niña que lleva  
Cristal humeante  
En la mano...  
(Yo tengo la esquina presa  
con mi inclemente calzado).  

En este poema hay dos referencias importantes y de gran valor si miramos la trayectoria de la poética de Herrera Sevillano.  Primero, en los versos cinco y seis, dice:  “(Yo tengo la esquina presa / con mi inclemente calzado)”.  Esta es una de las escasas ocasiones en su poética, en la que él es el opresor, pues aunque la imagen del suelo(sea el piso de un patio, de una acera o una calle) oprimida se repite, lo usual es que observemos al poeta solidarizándose con ella, y no siendo él quien oprime.  Por esto, la citada imagen es insólita en la poesía de Herrera Sevillano.

      La otra referencia a la que aludimos aparece en los versos trece y catorce: “Los trabajadores pasan con el cansancio en los hombros”.  Antecedente claro de toda su poética posterior.

     En El poema de la arteria principal continúa la descripción-recreación del paisaje urbano y más allá de este aspecto, hay otro de sumo interés en este poema: el lenguaje poético empieza a “hacerse panameño”, no sólo ya por los objetos que nombra, sino por los giros sintácticos, los localismos, etc.    

“La gente que entra y sale de las tiendas  
 como niños felices que juegan a “La Pega”.
 

    En el poema Nubes, ya el autor no se limita a describir una serie de objetos, sino que se identifica sentimentalmente con ellos, en este caso, con las nubes, de las que se conduele.  Aunque abandona momentáneamente el paisaje urbano, consideremos el uso de vocablos como espacio(en la acepción dada en el texto), sideral, dirigible como propios de la poética contemporánea.

Por la plaza del espacio,  
Pensando vienen  
Y van.  
¿Procesión de dirigibles  
en su vuelo sin parada  
por el mundo sideral?...  
¡Míralas!  
Están cansadas  
Y doloridas de andar.  
Oh, las nubes!  
¡Pobrecitas!  
¡En qué conflicto andarán!  

     La identificación entre el objeto-símbolo y el sujeto poético es un claro indicio del equilibrio entre la forma y el contenido.  La imagen personificada con que se inicia el poema sustenta la conexión entre aquellos dos elementos.

 

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     Hay en Kodak un poema que se diferencia formalmente del resto y es el elemento definitivo que señala a Herrera Sevillano el camino hacia la poesía posterior, en cuanto al tratamiento de los temas:  Nochebuena rompe el planteamiento métrico del libro dado que el escritor se afilia a la versificación tradicional.  Exceptuada la última estrofa, en la que parece haber un intento de volver a sus innovaciones el poema está constituido por cinco sextinas con rima consonante en algunos versos, asonante, en otros.

     En este poema, las imágenes ingeniosas y audaces, han dejado paso al desencanto de la vida adulta, en la que la fiesta nombrada en el poema se convierte en “aspereza”, porque el poeta-adulto vive un martirio, en medio de la angustia:

Ríe...ríe, Nochebuena  
Mientras retoza risueña  
En tus brazos la niñez  
Y  
Mientras yo, en mi martirio,  
Quisiera volverme niño  
Para gozarte otra vez.
 

     El desencanto, que como hemos escrito antes, es la nota esencial de este poema, es quizás el nexo entre Kodak y su siguiente poemario, La canción del pueblo, nuestro otro libro objeto de estas apreciaciones   Hay que hacer la salvedad que Herrera Sevillano no se caracterizó por la rigurosidad.  Así como en varios momentos de su trayectoria mostró sus simpatías por la métrica  tradicional, igual recuperó la frescura e ingenio de Kodak en libros posteriores.  De aquí que poemas como Calidonia, por citar un caso, tenga más relación con Kodak que con  La canción del pueblo (libro al que pertenece) lo que dificulta  el estudio de la evolución de su poesía.  Hacemos este señalamiento porque si bien reconocemos giros en la trayectoria del poeta, no compartimos la tendencia a separar la obra poética de Herrera Sevillano en dos partes muy diferenciadas entre sí, sino que por el contrario, la consideramos, toda ella, sustentada en las significaciones, en el valor de la “panameñización” de la poesía nacional.

      Dice Rafael Ruiloba: 

En el acento descriptivo de Kodak se muestra por todas partes un paisaje nuevo, la ciudad inunda la poesía más allá de cualquier pasión futurista, donde la velocidad y la violencia, las calles, las fiestas sin alma, la soledad urbana, la inseguridad, presagian el oscuro temor del hombre desarraigado e indefenso de las ciudades modernas Kodak, además de ser poesía de una fina ironía estética, es un gran acierto humano.” 1

     Por la otra parte en  La canción del esclavo  nos encontraremos con la más acre y dura protesta social realizada a través de la poesía en Panamá.  El poeta no sólo es el cronista y pintor de paisajes urbanos de Kodak, sino que continúa ese proceso de panameñización de la poesía.  El poeta ha tomado conciencia plena de su misión.  Su intuición de artista le revela la soledad y miseria del hombre pobre de la ciudad y su tragedia, condicionada entre otros factores, por la conformidad y pasividad del hombre panameño ante su dura realidad.  Los dos poemas más conocidos de Herrera Sevillano Tú siempre dices que sí  y Cuartos pertenecen  este libro.  En Tú siempre dices que sí levanta su voz de protesta contra sus propios compañeros de infortunio.  Hay en él, una verdadera preocupación por esa actitud  tan panameña de dejar hacer y dejar pasar, como si todo el vaivén político y económico no incumbiera a las masas.  Aquí, las imágenes son más conceptistas que pictóricas.   El uso reiterado de los adverbios sí y no y de la conjunción condicional, recuerdan a Nicolás Guillén.

     Este poema representa una confirmación de la ruptura de Herrera Sevillano con la métrica tradicional, a la que, como ya hemos apuntado, se adscribe y se separa alternativamente.  La composición es toda una increpación  al panameño de calle, para que cambie de actitud.

Aprende a decirle no,...  
Aprende a decirle no  
A lo que le dices sí.  
Pero no, que dices no  
Cuando necesitas sí  
Y al decir sí cuando no  
Y no cuando debes sí,  
Resulta que tu sí es no  
Lo mismo que tu no sí.”
 

      Si antes decíamos que Herrera Sevillano pide al panameño común y corriente un cambio de actitud ante su realidad circundante, el poema deja entrever una cierta desconfianza en la reacción del panameño, no sea que de un extremo se vaya al otro y siga tan confundido como antes.

     En Cuartos  vuelve a la poesía descriptiva, pinta en apenas treinta y tres versos(de los cuales seis son repeticiones) escenas sórdidas de ese Panamá urbano negado por la poesía anterior a él.

     No podemos decir que en este poema haya una ruptura con la métrica tradicional, pues si las agrupaciones de versos son irregulares y mezcla versos bisílabos, tetrasílabos y hexasílabos  en una misma estrofa, hay como una natural disposición hacia los octosílabos.

     Es necesario reiterar dos aspectos fudamentales:

·        La sustancia poética de Herrera Sevillano no es solamente lo que ve, sino lo que vive.

·        Su poesía, en el aspecto de pintura de ambientes, no puede concebirse como simple descripción del paisaje.

Mencionamos estos dos aspectos porque es necesario tenerlos presentes en la valoración de la poesía de este autor, sobre todo en poemas como  Cuartos.

 

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    El elemento principal del poema lo constituyen los cuartos(piezas habitacionales  de escaso tamaño y precarias condiciones de salubridad, muchos de los cuales se hallan en casas condenadas o casi derruidas); a partir de allí, va agregando los elementos que nos pondrán en contacto con los cuadros de pobreza ante la cual, se levanta su voz de protesta.  Así aparecen los chiquillos descalzos, las mujeres semidesnudas, los fogones apagados, las caras mustias, los harapos tendidos.  El poema es desde esta perspectiva un discurso social, pero nos importan más, los elementos que nos permitan situarnos en una perspectiva desde la cual el texto sea un discurso poético: la creación de imágenes altamente poéticas:

Zonzos  
de calor y noche,  
pasan cuartos  
    Cuartos...  
    Cuartos...  
Cuartos de la gente pobre  
Con sus chiquillos descalzos,  
Cuartos donde no entra el sol  
Que el sol es aristocrático.
 

     Obsérvese la imagen inicial del poema, o la que cierra la estrofa transcrita.  Son imágenes como éstas las que nos han llevado a plantear que en Herrera Sevillano no hay un discurso social, solamente, sino que hay una poética social.  Insistimos, hay una sustancia de profunda significación social, pero es sustancia poética ante todo.  Y ese proceso de “panameñización” de la poesía, aludido ya,  no se da sólo porque Herrera Sevillano haya elevado determinados temas a la categoría de materia poética, sino porque hay un lenguaje y un estilo literarios confrontados con la tradición y que se fusionan con esos nuevos temas, en un todo orgánico, poético.

Escribe en la segunda estrofa:

Mujeres semidesnudas  
Están lavando en el patio  
Y pregonan los fogones  
Un silencio  
Cuadrilátero.

      A consideración nuestra, hay en estos cinco versos, una de las mejores imágenes poéticas(tal vez, la mejor)de la poesía de Herrera Sevillano.

     Y  si este autor, como hemos dicho, desde lo social ha elevado a poesía los temas de la urbe marginal, en lo puramente literario, realiza otro ascenso, en su afán de animación de lo inanimado; eleva a categoría de personaje a los cuartos, porque hay en el poema una omnipresencia  de  éstos como símbolo de la miseria.  Dice el poeta en la tercera estrofa:

Cuartos donde necia da  
La tos, funeral silbato.  
Cuartos con sus caras mustias;  
Con su exposición de harapos.  

     Ya en la imagen inicial, “los cuartos pasan”, hay una acción atribuida al ser inanimado; en esta tercera estrofa tienen caras mustias. También esta ponderación de los cuartos como ser poético fundamental la corrobora el hecho de que los humanos que aparecen son colectividades: chiquillos descalzos / mujeres semidesnudas, o personajes anónimos como la enferma.

      Hay otra característica del poema que debemos resaltar: la síntesis.  Pocas imágenes han bastado para elaborar todo un cuadro de una situación específica.  A pesar de que hablamos de pintura de ambientes(con lo que esto implica), hay en Cuartos una economía de palabras, y sólo cuando el poeta necesita reafirmar sus intenciones expresivas, acude a la reiteración, al uso repetido de versos.

 

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      La estrofa número cuatro es un vivísimo ejemplo de todo cuanto hemos anotado: 

La enferma se asoma y llama,...  
La enferma se asoma y llama  
Al viento que no hace caso.  
Aprieta el zaguán oscuro,  
Abofetea el tinaco.
 

      Hay en este libro otros poemas dignos de destacar:  Hacia el trabajo; Sabatina; Vida pobre; Orfandad; Calidonia, Jacinto, el jardinero y Letanía de las calles, los cuales responden, en mayor o menor grado a esa poética social.

      En Hacia el trabajo, Herrera Sevillano abandona el tono acre y de protesta utilizado cuando trata los temas del mundo obrero; indudablemente es una excepción entre los libros que hemos analizado, porque hay como un canto a la vida; no hay una idealización del ambiente laboral, pero puede apreciarse su tono festivo, alegre:

Lleva feliz, el vagón  
Obreros que ufanos viajan  
Y hay un anhelo muy hombre  
De comenzar la jornada.  
(...) De pronto el raudo y glotón  
camión detiene su marcha.  
Y alentados por el aire   
Sabroso de la mañana,  
Del generoso vagón,  
Los trabajadores saltan  
El sol les mira y sonríe  
El sol se pone a sus plantas.  
Canta contento el palmar  
Y todo ¡Contento! Canta.
 

     El verso inicial de la cuarta estrofa contiene un término a resaltar  Gilette su presencia en el poema es muestra del interés del escritor por vocablos de habla popular.  Lo mismo sucede con la palabra truck(versos 1, 7 y 23) que, lejos de un síntoma de alienación lingüística, su uso responde a la visión de poesía del escritor.

      En Sabatina, encontramos una vez más al poeta-pintor, el que describe ambientes, tratando un tema de singular importancia en la “pamameñización” de la poesía: el tema canalero.  Esta vez la vida triste y miserable de los obreros del Canal, pobladores y sustentadores de las cantinas y sitios de prostitución que proliferaron en las ciudades de Panamá y Colón 2 ante la libre circulación del dólar. 

      En este poema, vuelve el tono amargo y sentido, pues tras la apreciación pictórica de las noches de sábado, con sus borrachos, las reyertas, las salomas... queda la triste realidad de esas muchas familias que dependían de los salarios dilapidados en una noche de desenfreno.

      Escribe Herrera Sevillano:

Los billetes de 10 dólares;  
Las reyertas embriagadas;  
El zigzag...  
Y los hogares ayunos;  
Pues que muchos derritieron  
Sus dineros,  
En el bar.  
Son las cantinas aprieto  
De jauría que saloma.  

      Otra vez, el poeta ha acertado en la creación de unas imágenes que responden a su poética.  En una temática que es una constante en su poesía: la vida citadina, acoge en este poema a otro grupo de infelices y olvidados de la sociedad, a los miles de hombres de tan distinto origen que llegaron  para la construcción del canal, y que terminaron por engrosar las filas de pobres y abandonados a su propia suerte.  Ellos se hicieron panameños a través de la miseria y el desamparo, y si lo panameño en la poética de Herrera Sevillano es materia literaria, entonces es tan comprensible que esos obreros también sean tema de poesía; no ya por la conciencia social del autor, sino por su amplia conciencia nacional.

     Vida Pobre es uno de las constantes  incursiones de Herrera Sevillano a la métrica tradicional, pero el uso del soneto es puramente cortical, la esencia del poema es ante todo característico de su poesía: el hambre "está el fogón cual lo dejé: dormido..." / el hambre que su rostro ha deprimido..."; el desempleo:  "nada contra el dolor que nos asiste" en definitiva, como lo dice el título del poema:  vida pobre.

      Otro poema altamente poético en este libro es Orfandad, en el que Herrera Sevillano deja a la imagen todo poder de comunicación.  Hay en este poema una especie de síntesis de toda la poética de Herrera Sevillano: apego y ruptura con la métrica tradicional, imagen, metáfora, símbolo y sobre todo, unas significaciones de alto valor literario.

 Hundido hasta la rústica rodilla  
duerme en el mar el muelle proletario  
y cerca mí  
3  
almas,...  
3 almas que el cemento martiriza,  
que les suelta el furor de sus agravios... 

      La última estrofa de singular belleza, es a nuestro entender todo un manifiesto de la modernidad panameña.  El desarraigo, la soledad, el desapego del hombre contemporáneo a unos valores tradicionales, a los que, sin embargo, apela, se juntan sintéticamente en esta estrofa.  Ese hombre del siglo XX, golpeado por la crisis de la humanidad, ya no clama ni grita, sino que ruge; lo que es lo mismo, ha llevado su voz a niveles insospechados ante la sordera e indiferencia de todo aquel a quien le competa responder.  Su ruptura total con la idea de Dios se hace palpable en el símbolo del cielo:

El cielo es un giboso sordomudo.  
Un palacio sin  lumbres,  
Sin entradas.

     Si el cielo es un palacio sin entradas(y sin salidas), por tanto, inalcanzable, inaccesible, nadie puede disfrutarlo, y queda relegado a la categoría de una idea, de una ilusión imaginativa; y en la excepcional circunstancia de alcanzarlo, no es la estancia que la tradición ha inventado; reflexionemos sobre el verso dos de esa estrofa: "un palacio sin lumbres" para comprender en su justa dimensión este texto poético.

    Calidonia  rompe un poco el estilo del libro, y como dijimos anteriormente parece más del poemario Kodak.  En él, Herrera sevillano vuelve a la pintura de ambientes urbanos, específicamente una avenida, Calidonia.  Aparecen nuevamente las metáforas audaces y la animación de lo inanimado, procedimientos estilísticos característicos de aquel libro.

Los automóviles gritan  
El tranvía pide permiso  
Y el viento me cae encima  
Atropellado por los autobuses.  
La  calle respira por sus callejones  
Y,  
-carbón de mangle en bruto-  
en soso monoritmo  
las sólidas cabezas.  
En el ombligo férvido  
El policía de tránsito  
Abofetea el ambiente...
 

      En este poema hay una intención manifiesta por panameñizar la poesía; al igual que en Hacia el trabajo,  aparecen palabras en inglés, y de igual manera que en aquel, este poema responde en general a la visión de poesía y no a un simple recurso estilístico; y en particular, a una peculiaridad lingüística del pueblo(de origen afroantillano, principalmente):

-"What are you doing, my brother?  
-Nothing, nothing."  

    Por otro lado cabe señalar el uso del sustantivo "chiva" que no aparenta la importancia que tiene, pues es un elemento muy pintoresco del paisaje urbano, cuya incorporación en el poema responde a las intenciones poéticas globales de Herrera  Sevillano.

     Jacinto, el jardinero y Letanía de las calles completan  este poemario.  Si bien en ambos es fiel a sus temas, hay algunos elementos estilísticos que ahora mencionamos que restan valor poético a ambos textos.

     Primero, en Jacinto, el jardinero, el elemento formal más importante es la anécdota, y aunque haya imágenes dignas de resaltar, el uso de octosílabos y el tono decididamente narrativo quitan valor al poema.   Cuando abandona dicho tono, para agregar comentarios o descripciones, recobra un tanto su fuerza y personalidad, que descansa principalmente en la imagen;   observemos los siguientes trozos del poema:

La tarde está cabizbaja.  
El viento que tanto viaja,  
A reposar se detiene.  
Unos por la acera van,  
Otros por la acera vienen...  
(El pobre tiene la dicha de soñar:  
como también la desdicha  
de no poder realizar  
lo que venturoso sueña).  

      Segundo, en Letanías de las calles, se puede palpar en la métrica la influencia de Rubén Darío, y  este poema es un claro ejemplo de las reminiscencias modernistas a las que alude Rafael Ruiloba en su citado estudio.  El ritmo, aunque altamente musical, se convierte en una constante(no olvidemos el título del poema) que más que agradar al oído, resulta tediosa a lo largo de los 53 dodecasílabos que constituyen el poema.  Esto no debe impedirnos resaltar ciertos valores literarios presentes en Letanías de las calles, como por ejemplo:

      La "fusión" entre el sujeto poético y el objeto nombrado, provocada por el dolor, y con el cual, el escritor se revela como un artífice del símbolo.   Escribe Herrera Sevillano en la primera estrofa:

Conozco las calles.  Las calles conocen  
También mi infortunio, mi ensueño, mi voz...  

y reitera en la novena:

¡Anónimo errante, me acogen las calles!  
Las calles conocen mi paso, mi voz.  
Las calles me quieren, porque como ellas,  
Sufro sin que a nadie le interese yo.

      La compenetración entre el sujeto poético y las calles(objeto) es tal que él las llama amigas, incluso presiente que éstas pueden reaccionar:

Yo veo en las calles el noble, ¡el magnífico!  
Afán de pararse, de hablar y luchar!  
            -------          -------  
¡Oh calles, amigas!...  


     Y más aún,  en la última estrofa les promete a las calles fidelidad:

Mas no la victoria, la meta, la gloria,  
Hermanas en cuita, me envanecerán  
Que desde mi cielo...¡que desde mi cumbre!  
Como de costumbre, con vosotras calles,  
¡Oh calles cautivas!, vendré a platicar.

 

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     Como poesía contemporánea, tiene otro elemento destacable, la posibilidad de una segunda lectura.  En la última estrofa hay una ruptura en esa fusión a la que aludimos entre el sujeto  y el objeto poéticos, pues el poeta deja espacio para su reivindicación(propio de su condición humana) mientras que las calles en su condición real de seres inanimados no pueden sustraerse a esa realidad.  Incluso cuando se les implore que vivan:

¡Oh calles amigas!, tenéis que vivir".

sabe que eso es imposible, no así en su caso:

Yo sí,  ¡Yo sí puedo!...

     Una apreciación íntegra de este poemario nos permite observar que no presenta uniformidad en cuanto al estilo, pero sí en cuanto a la temática, que es una constante, con la única excepción de Hacia el trabajo, que rompe un poco el tono dramático y severo del libro.

Bibliografía:

ALVARADO, Elsie: Notas sobre la poesía de Demetrio Herrera Sevillano, Panamá, La Nación, 1958.

CORREA. Pedro: Revelaciones: “Las fuentes de la nueva poesía en Panamá”, Panamá, Mariano Arosemena, 1985.

LUZCANDO, Roberto: El nuevo movimiento poético en Panamá. Panamá, Bellas Artes, 1960.

MARTÍNEZ ORTEGA, Arístides:  La modalidad vanguardista en la poesía panameña: Estudio y antología. Panamá, Imprenta Universitaria, 1973.

MIRÓ, Rodrigo: Cien años de poesía en Panamá. Panamá, Imprenta Nacional, 1953.

____________  Itinerario de la poesía en Panamá.  Panamá, La Nación, 1957.

 RUILOBA, Rafael:  Demetrio Herrera Sevillano o la poesía como conciencia social. Revista Lotería Nº 338-339, mayo-junio, 1983.

Notas:

1. RUILOBA, 1983, p. 191

2. Colón es la otra ciudad panameña, terminal del Canal, junto a la capital experimentó un desordenado crecimiento demográfico a causa de la vía interoceánica, con las consecuencias normales de este fenómeno

 

Sobre el autor:
Fredy Villarreal Vergara
E-mail: oliv70a@hotmail.com
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Sobre el texto:
Texto insertado en la revista Hispanista no 10
Informaciones bibliográficas:
VERGARA, Fredy Villarreal. Demetrio Herrera Sevillano o de cuando el discurso literario y el discurso social se fusionaron. In: Hispanista, n. 10. [Internet]  http://www.hispanista.com.br/revista/artigo84esp.htm 
 

 

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