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Lógica Poética - un acercamiento al ser de la poesía

 Nome do Autor: José Martín Hurtado Galves

mhurtadomx@yahoo.com.mx

Palavras-chave: Poesia, lógica, construção

Minicurrículo: Professor Pesquisador da Escuela Normal Superior de Querétaro (México) e Assessor da Universidad Pedagógica Nacional. Com estudos em Letras, Arte, História e Religião. Professor Normalista, Licenciado em Ciencias Sociais (ENSQ), Licenciado e Mestre em Filosofia (UAQ) e Doutorando em Educação (UPN). Autor de vários livros de filosofia, literatura e história. Ganhou várias vezes concursos a nível estatal em Ensaio, Poesia e Conto. Alguns de seus artigos são encontrados nas revistas eletrônicas A Parte Rei e Catoblepas.

Resumo: A poesia tem uma lógica, e descobrir qual é nos permite ter mais elementos para aproveitar ou sofrer com o poema. Os poemas, como os homens estamos sendo elaborados e nessa medida estamos constantemente nos reelaborando.

Resumen:  La poesía tiene una lógica, el descubrir cuál es nos permite tener más elementos para gozar o sufrir el poema. Los poemas, como los hombres estamos siendo y, en esa medida estamos constantemente reelaborándonos.


De varia invención los minutos de sudceden
en um sempiterno viento de palabras
[i]

 Hay, me parece, algo que podríamos llamar lógica poética, esto con el fin[ii] de poder darle un sentido racional a una manifestación artística llamada poesía que en su propio génesis es una de las expresiones humanas que de alguna manera toman como asidero, sobre todo, a la parte emocional del hombre, soslayando en cierto modo el aspecto racional que le aportan las herramientas estructurales para darle rienda suelta a su capacidad de expresar su propio sentimiento. 

      Se me dirá que esto no es posible, que la lógica es la ciencia que estudia las leyes y modos del conocimiento científico mediante el raciocinio, y que por esto nada o casi nada tiene que ver con la Poética. Pero, - como decía Empédocles -, tienen razón en lo que afirman, pero, se equivocan en lo que niegan. Porque puedo maravillarme de un paisaje lleno de lirios de Monet; sentirme atraído de la violencia de La tempestad de Óscar Kokoshka; puedo gozar o sufrir la música de Pagnini sin saber siquiera solfear; puedo quedar impresionado o asqueado ante La giganta de José Luis Cuevas. En fin, puedo ser un diletante sin siquiera llegar a saberlo como conceptualización.

      En cambio, al leer un poema tengo que usar la razón, misma que sustenta teóricamente a la pasión que puedo desbordar por aquellas líneas en verso, en prosa, en calligrame… es decir, a la poesía necesito razonarla, para poder sentirla, incluso si es un poema en el que lo que cuenta es sólo la cadencia de sus rimas, sin importar la letra, aún así, necesito entender que así es, y para ello debí de haberlo leído y comprendido primero aquellas letras.

      Si tomamos como premisa el que la Lógica no tiene nada que ver con la Poética; estaríamos partiendo de que para aseverar tal enunciado tendríamos que definir las variables que participan en dicha definición; es decir, la lógica tiene de suyo, como toda ciencia, que se precie de serlo, una clara definición, pero, ¿y la poética?, ¿se puede definir la poética?. En otras palabras, si damos por hecho de que la poética no cabe dentro de la lógica, estaríamos entonces en posición de conocer los límites de la misma poética, dónde empieza y dónde termina, cuál es el camino que sigue, cuál es el camino que no sigue.

      A partir de la definición de las variables, tendríamos los elementos necesarios para poder elaborar un constructo racional; pero, no es así en el caso de la poética. No estamos en condiciones de conocer más allá de su propia naturaleza, es decir, sabemos de su isotopía[iii], de los elementos que la conforman, pero qué sabemos acerca del peso de esas letras que provocan estados de ánimo diferentes. ¿Qué sabemos del hombre que se pierde en esas letras que pueden ser un espejo o un desierto?.    

      Para tratar de darle una mayor precisión a lo anterior, pongamos a las palabras en su lugar. Primero, los límites de la poesía son en sustancia (esencia necesaria), los mismos que los de la razón, pues es la imaginación la que les pone coto cuando sus extensiones contradicen su propia estructura.

      Pero, ¿qué es la imaginación?, el concepto proviene del latín imaginatio, que es la facultad de representarse los objetos en el pensamiento. Es decir, la posibilidad de que un hombre pueda asir mentalmente a un objeto, que pueda lograr una aprehensión de la realidad que lo circunda, y más, también es la posibilidad de autorepresentarse a sí mismo, pues él es parte de la realidad de la que se percata cuando se sabe  sí mismo y sabe también que el mundo está fuera de él, pero al mismo tiempo, que puede también estar dentro de su pensamiento, esto cuando comprende que las palabras pueden ser más que palabras, éstas en un sentido prístino, como sonidos, como fonemas que habitan los silencios vacíos de la soledad del hombre.

 

      Ahora bien, recordemos a Julio Verne, cuando él imaginó su cohete, en Viaje a la luna, éste no era más que una simple elucubración mental, no pasaba de ser un concepto imaginario. Pero, para nosotros ese cohete es ya una realidad, dejó de ser ese concepto mental para convertirse en algo casi cotidiano, al menos en un sentido de mercadotecnia. También cuando los poetas futuristas como Marinetti aludían a la velocidad como un concepto novedoso, es decir, cuando veían a la velocidad y a la evolución de la ciencia y la tecnología como el culmen de la poesía; esto ha dejado de ser así. Para nosotros lo que Marinetti y los futuristas llamaban velocidad, ha dejado de serlo; hoy la velocidad es otra cosa. Aunque esto no quiere decir que no se pueda volver a revalorizar a estos tópicos como fuentes primas para hacer poesía. 

      Si hoy digo:         El avión supersónico, pensamiento
                        
                  de Dios caído en la locura
                        
                  por la misma velocidad 
                                      de su pensamiento entre la nada.

      O bien:                       La luz de la modernidad
                        
                  también derramó su oscuridad llena
                        
                  de certezas sobre nuestra piel desnuda.
 

      Entonces, el límite para retomar ciertos temas que podrían parecer propios de una corriente, no es el tiempo, ni la sociedad, ni siquiera las mismas palabras. Tal vez sería la imaginación, esa facultad de representarse los objetos en el pensamiento, pero, con una forma específica, así, el tema es el mismo, la manera de presentarlo es la que cambia. Veamos esto con una frase de Marinetti: 

                                    Un automóvil de carreras es más hermoso
                        
            que la Victoria de Samotracia[iv] 

      El tema en sí no está desfasado, es la forma de conceptualizar al objeto la que ya no significa lo mismo para el lector. Siguiendo en este sentido, ¿tiene lógica?. Aquí cabría hacer un alto para distinguir entre lógica gramatical y lógica propiamente del pensamiento. Es decir, en la primera puedo decir El avión supersónico, pensamiento de Dios. Esto está gramaticalmente correcto: tiene un sujeto, dividido a su vez en un artículo,  un sustantivo y un adjetivo calificativo, también tiene un verbo que enlaza al sujeto con el predicado que a su vez está integrado por un objeto directo. Es decir, gramaticalmente está bien, pero la lógica nos dice que el avión supersónico es algo tangible, real; en cambio, el término Dios, alude a un concepto que no es reconocido por la lógica formal, pues el término Dios es un ente que se difumina cuando se le quiere demostrar racionalmente, esto debido a que es más cuestión de fe que de razón.

 

      Volviendo a nuestro pequeño susidio en el análisis poético que nos ocupa, la construcción de los tres versos está gramaticalmente correcta, pero, ¿podemos decir lo mismo con respecto a su estructura lógica?. Me parece que sí, es decir, tiene sentido lógico el que una frase cumpla con su cometido. Si digo: avión supersónico, estoy aludiendo a un medio de transporte, pero, si digo El avión supersónico pensamiento de Dios, Entonces el sentido del concepto cambia radicalmente, ya no me refiero al medio de transporte, sino más bien a una forma de referirme a la velocidad del pensamiento de dios; o quizás a la manera de cómo nos conceptualiza el mismo Dios, o es más, al mismo Dios como un todo, como una palabra que no puede dejar de correr y correr por el tiempo, siendo quizás el mismo tiempo.

      Si le damos preeminencia al primer sentido, éste cambiaría radicalmente si el interlocutor fuera un hombre de otra época, o quizás de otro tiempo. Entonces las circunstancias espacio-temporales afectan o determinan el sentido que se le pueda dar. Son las cuestiones diacrónicas y sincrónicas las que modelan el molde en donde se va a almacenar el sentido del término.

      De la misma manera, en lo que se refiere al segundo sentido de la frase, es decir al concepto poético, éste puede variar, pues al final de cuentas lo que se pretende es declarar un sentimiento, y éste a su vez puede ser captado de diferentes maneras , ya que son precisamente los mismos sentimientos los que lo captarán y darán un nuevo sentido al concepto. Es decir, si el poema cumple con su cometido, entonces se podrá decir que es en realidad un poema que ha llegado a tener sentido para el que lo leyó; pero esto no significa que si no despierta algún sentido en su lector, no vaya a hacerlo posteriormente. Pues lo que para una persona puede ser algo poético, para otra, probablemente no lo será.

 

      Veamos un caso, los poemas de Gustavo Adolfo Bécker ya no nos dicen lo que una vez gritaron, ¿están pasados de moda?, ¿los sentimientos se rigen por modas?, más bien por estereotipos sociales, por cánones culturales que sustentan la posibilidad de aprehender la realidad y la fantasía que les son propias, aquellas que no rompen con la estructura social, con su deber ser arquetípico de hombre que se tiene y se seguirá teniendo en tanto haya sociedades de hombres. Un poema de Bécker sigue teniendo la misma riqueza poética que tuvo alguna vez; ¿entonces?, ahora hay otras formas de hacer, leer, entender y gozar poesía. Es decir, el metalenguaje no es el mismo, las palabras podrán no haber cambiado, pero su sentido sí. Entonces, la lógica de la poética es precisamente que el poema cumpla con su cometido, es decir, que sea verdaderamente un poema, pero, aquí entramos a un nuevo problema: ¿qué es verdaderamente un poema?. Es como si estuviéramos en un laberinto y cuando ya casi fuéramos a salir, nos topáramos con un espejo el cual nos remontara de nuevo al mismo laberinto. Definir un poema, es verdaderamente un problema, tendríamos que precisar primeramente a qué corriente literaria nos referimos. Esto porque dependiendo del movimiento literario será la definición que le den a la poesía, pues cada uno busca en ella lo que de alguna manera plasman en su propia poesía, y hay tantas formas de expresarse por medio del poema como lenguajes hay.

      Inclusive algunas formas poéticas van a ser no sólo contrarias, sino contradictorias, pues pasarán a ser incluso antípodas de lo que otras manifiestan como arte poética. La lógica poética es, entonces, en cierta forma, también el sentido del poema mismo, pues en la medida que éste cumpla con su cometido, o que esté en posibilidades de hacerlo será un poema que habrá cumplido también con su empresa: hacer sentir algo, un sentimiento que le haga sentir al que lo lee que está vivo y que es capaz de haber captado ese sentimiento.

      La lógica poética es la poesía misma en un poema. Es el medio y el fin discursivo por medio de los sentimientos plasmados en un papel.

 

Notas

[i] Tomado de mi segundo libro de ensayos (inédito).

[ii] Fin en el sentido de un primer acercamiento, pues en un sentido teleológico sería el metalenguaje el que le daría finitud al presente escrito.

[iii] Isotopía cognoscitiva o poesía alética, como un deber ser; e Isotopía pragmática o poesía deóntica, como un deber hacer. En los dos casos, el poema reviste una “necesidad” sensorial para el que lo lee, es decir, el poema es y debe ser como el lector lo interprete, de acuerdo a sus lecturas y relecturas. Incluso no siempre será ni deberá ser el mismo poema. Recordemos a Heráclito: “nunca un hombre se mete dos veces al mismo río”. 

[iv] Apud, Manifiesto Futurista (20 de febrero de 1909), Le fígaro, Movimientos literarios de vanguardia, Biblioteca Salvat, España, 1974.

Bibliografía

Ballón Aguirre, Enrique, Poetología y escritura, UNAM, México, 1985. 

Los filósofos presocráticos. De Homero a Demócrito, SEP, Cien del Mundo, México, 1987. 

Movimientos literarios de vanguardia, Bblioteca Salvat, Grandes Temas, España, 1974.                

 

Sobre o autor:
nome: José Martín Hurtado Galves
E-mail: mhurtadomx@yahoo.com.mx
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Sobre o texto:
Texto inserido na revista Hispanista no 14
Informações bibliográficas:
HURTADO GALVEZ, José Martín. Lógica Poética - un acercamiento al ser de la poesía. In: Hispanista, 
n. 14. [Internet] http://www.hispanista.com.br/revista/artigo122.htm 
 

 

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