Tit_e.jpg (30675 bytes)

ARTÍCULO ON LINE

114

Contacto lingüístico español-kreyol  en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba

  Nombre del Autor: Vicente Jesús Figueroa Arencibia  

rancho@teleda.get.tur.cu 

Palabras clave: Kreyol - Lingüística - Cuba

Minicurrículo: Llicenciado en Filología en la Universidad de Bucarest,Ph.D. en Lingüística Románica en la Universidad Carolina de Praga.  Doctor en Filología en la Universidad de La Habana. Fue profesor del Departamento de Letras en la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba), lector de español en la Universidad Carolina de Praga y profesor invitado en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú). Profesor en el Departamento de Español-Literatura de la Universidad Pedagógica de La Habana. Enseña Lingüística General, Romanística, Estilística, Dialectología, Sociolingüística y Semiótica. 

Resumo:  Durante o século XIX a região sul-oriental cubana se caracterizou por uma elevada proporção de população de origem africana (livre e escrava) e por uma forte imigração procedente do Haiti. Esta imigração franco-haitiana foi importante não só do ponto de vista econômico (incentivou o cultivo do café e da cana de açúcar), mas também cultural. Junto ao refinamento dos colonos franceses chegaram os costumes, ritos, cantos, danças e a língua dos escravos: o kreyol. Esta situação contribuiu para o contato entre o espanhol regional e o kreyol, e entre este e a fala bozal.  

Resumen: Durante el siglo XIX la región suroriental cubana se caracterizó por una elevada proporción de población de origen africano (libre y esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta inmigración francohaitiana fue importante no sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la lengua de los esclavos: el kreyol. Esta situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol, y entre éste y el habla bozal. 

Subir

   

     Desde 1791 y hasta principios del siglo XIX la Revolución haitiana provocó una corriente migratoria de plantadores franceses junto a integrantes de sus antiguas dotaciones de esclavos hacia Cuba, cuyo destino principal serían Santiago de Cuba y Guantánamo. (Millet 1987 :72)

     El censo de 1800 indica que en cada calle de Santiago de Cuba se habían instalado decenas de inmigrantes blancos y también numerosos negros y mulatos libres y esclavos, sin incluir los que estaban en los montes.

     En 1801, luego de la ocupación de Santo Domingo por Louverture, nuevos refugiados de origen francés y colonos dominicanos con sus esclavos arribaron a las costas de la región suroriental cubana. En agosto de 1802 el capitán general de Cuba ordenó al gobernador oriental que respetase  «el bando de 1796, cuya letra exigía que los negros que se trajeran a puerto fueran bozales.» (Portuondo 1994b :177) Sin embargo, esta medida en la práctica no funcionó, pues la avalancha migratoria procedente de Saint-Domingue era indetenible. Hasta enero de 1804 el monto total de inmigrantes fue de 18 430.( ibid :191)  Ese mismo año el gobernador del Departamento Oriental expresaba su preocupación al respecto: «Eso se va a inundar de franceses de todo color, lo que puede ocasionar graves perjuicios a toda la Ysla sobre todo hablando de Negros y Mulatos: y si la enfermedad es violenta también pueden serlo los medicamentos.»(ibid :178)

     Según el empadronamiento de la población de la ciudad de Santiago de Cuba en 1808 (Pérez 1975 :372), los 33 881 habitantes estaban desglosados como sigue:

                                           Peninsulares y criollos              Franceses

       Blancos                                 8146                                    2651

       Mulatos libres                       5726                                    1851

       Negros libres                         3500                                       45

       Mulatos esclavos                     748                                      307

       Negros esclavos                    8309                                     2150

       Total                                   26450                                     7004

     La tabla anterior nos indica que franceses y haitianos constituían en 1808 el 20,93% de la población de Santiago de Cuba; de ella el 62,15% estaba formada por negros y mulatos (libres y esclavos).

     La cuantía de la inmigración franco-haitiana ha sido calculada en aproximadamente 30 000 personas, en una Santiago con poco más de 10 000 habitantes.(Millet 1987 :72-73; Martínez 1989 : 7; Perl 1981 :166)

     Aunque al principio el flujo migratorio recibió toda la ayuda necesaria por parte de las autoridades españolas, influyendo en la vida económica y cultural de la región, la guerra entre España y Francia ocasionó en 1809 la expatriación de todos los franceses no naturalizados en Cuba.(Perl 1981 :166-167)

     En lo concerniente a Santiago de Cuba, Olga Portuondo señala que las cifras de expulsados son falsas, pues se escamoteó la presencia de muchos negros libres y esclavos provenientes de Saint-Domingue en los campos y en la ciudad. En las cartas del gobernador oriental al capitán general de Cuba, aquel se defendía de las reiteradas acusaciones, sobre todo por parte de la Iglesia, de proteger a los franceses, y desvirtuaba la impugnación de permitir cantidades de esclavos no bozales a  los propietarios cafetaleros. (1994b :192) Al respecto señala:

Elementos conservadores del clero, poco propicios a favorecer el progreso de los naturalizados franceses después de la expulsión, no se ocultaban para criticar su comportamiento. Es así como sabemos que, además de incumplir ellos y sus esclavos con los deberes para con la iglesia, «también se encontraron en las distintas haciendas, cafetales de él / o sea del partido/ Franceses de diferentes clases y sexos que ni fueron naturalizados por el Sr. capitán general, ni tampoco por la junta de vigilancia, por lo qual fueron exportados y clandestinamente se han vuelto a introducir por puertos extraordinarios y permanecen solapados en dichas haciendas.»(ibid :192-193)  

     Según esta destacada historiadora, hubo un encubrimiento de las cifras de expulsión. Por una parte, el gobernador oriental tuvo una constante preocupación por disfrazar la existencia de la población ladina y criolla de Saint-Domingue dentro de la jurisdicción de Cuba, y por demostrar que los esclavos naturalizados procedían de las costas de Africa. Por otra parte, los jornaleros mulatos y negros libres no podían comprar sus pasajes de regreso debido a sus bajos ingresos y a que a una buena parte de ellos ni siquiera se les pagó cuando los contratadores debieron marchar, por lo que fueron amparados o se  escondieron en los montes. El incremento del cimarronaje por esos años en las montañas orientales, pudiera tener que ver con todo esto.(ibid :193-194)

Subir

     Entre 1792 y 1838, del total de esclavos criollos - incluidos los cubanos que constituían el 52,20 % - los haitianos representaban el 18,26% en la región suroriental cubana. Era el grupo de criollos extranjeros más numeroso, seguido por los criollos dominicanos, que representaban el 17,27%. (Cremé  1994 :21) Si excluimos a los criollos cubanos, el grupo haitiano constituía el 38,32%, mientras que el dominicano el 33,22%. Si sumamos a los criollos haitianos con los criollos provenientes de otras colonias francesas del Caribe, todos ellos formaban el 41,62% del total de criollos extranjeros traídos a la región suroriental de Cuba.

     Referencias a la presencia francohaitiana en los primeros años de la década del 40 del siglo XIX, las encontramos en el viajero Rosemond de Beauvallon quien, procedente de Guadalupe, quedó impresionado al ver que todas las personas que lo rodeaban a su arribo al puerto de Santiago  de Cuba hablaban francés. Otro viajero, Jean Simon, empleado de rentas de Haití, al llegar a Santiago de Cuba en julio de 1863 para visitar a sus familiares expresó: «(...) no es de desatenderse, al menos en este departamento, donde los negros de las ciudades y de las fincas hablaban el francés de Haití, frecuentemente con exclusión de todo otro idioma (...).» (Portuondo 1994 :195-196)

     De lo analizado hasta aquí se desprende que durante el siglo XIX la región suroriental cubana se caracterizó por una elevada proporción de población de origen africano (libre y esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta inmigración francohaitiana fue importante no sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la lengua de los esclavos: el kreyol. Esta situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol, y entre éste y el habla bozal.

     Las tres primeras décadas del presente siglo estuvieron marcadas por la llegada de centenares de miles de braceros procedentes de Haití,  Jamaica, Barbados, Granada, San Vicente y otros puntos de Las Antillas. Esta inmigración, asentada sobre todo en Santiago de Cuba y Guantánamo, constituyó el 40 % del total de los inmigrantes que llegaron a Cuba en ese período. Sólo Haití y Jamaica aportaron el 95 % de los braceros. Entre 1902 y 1913 arribaron a costas cubanas alrededor de 190 000 haitianos. (González 1984: 58) De 1913 a 1930 llegaron aproximadamente 500 000 haitianos; entre 1913 y 1921 lo hicieron 75 000 jamaicanos. (Millet 1987 :73-74)

     El monto de esta inmigración haitiana y jamaicana durante los primeros veintitrés años del  siglo XX  fue el siguiente:  

                                                         Haitianos             Jamaicanos           Dominicanos

                      1901-1910                   37,000                        147                       264

                      1911-1920                   75,575                   82,195                     1133

                            1921                      12,043                      7,868                       290

                            1922                           850                      5,016                       265

                            1923                      11,088                      5,844                       150  

     Esta inmigración fue fomentada por la necesidad de mano de obra barata que tenían las grandes compañías norteamericanas. En lo que respecta a Haití, constituía a su vez una válvula de escape para aliviar la tensión interna existente en ese país. (Castor 1983 :59) Por otra parte, la inmigración haitiana contó con el beneplácito de los gobiernos cubanos de la época, que daban cobertura legal a los intereses de las compañías azucareras yanquis y de la oligarquía nacional.

     La ley del 90 % de racionalización del trabajo, aplicada en 1933, puso freno a la corriente migratoria antillana. Fueron repatriados entonces 8 000 haitianos. Los que se quedaron en Cuba tuvieron que confinarse en las zonas rurales, donde establecieron comunidades y trabajaban sin el más mínimo amparo legal.

     Según Pérez de la Riva, « a diferencia de otras nacionalidades que integran el flujo migratorio, los haitianos construyeron en Cuba comunidades estables muy cohesionadas y de una rara estabilidad geográfica.» (1975 :51)

     Esos inmigrantes haitianos han conservado sus tradiciones, sus costumbres, sus bailes, su religión y su lengua. Su influencia sobre la población cubana se aprecia tanto en la vida espiritual como en la material. Las actividades religiosas han contribuido al intercambio entre los dos pueblos. A fines de 1922 se publicó en El Heraldo de Cuba un artículo en el que se señala la conservación de las tradiciones por parte de los haitianos y su introducción en la cultura cubana a través de los negros cubanos.  Por otro lado, la larga convivencia entre cubanos y haitianos ha contribuido a la adquisición de costumbres alimentarias haitianas por parte de la población cubana en las comunidades rurales. (Millet 1987)  

 

Subir

     El contacto entre haitianos y cubanos se ha manifestado más ampliamente en el marco de la familia, pues las características de esta segunda oleada de haitianos contribuyó a los vínculos exogámicos. Según J. Millet, este tipo de vínculo de la familia haitiana era apreciable ya antes de 1959, y se extendió posteriormente debido a la ampliación de los márgenes de acción social de los haitianos y sus descendientes. (ibid :77)

     Por otra parte, es necesario tener presente la dinámica y las influencias existentes entre las diferentes raíces culturales de la región suroriental cubana: la raíz afro, la hispánica y la franco-haitiana; «el vínculo entre estos últimos y los núcleos de esclavos domésticos santiagueros, provocaron cambios notables en cantos, ritmos y la percusión, que transcienden durante la república mediatizada.»(Duharte s.a. :8)

     Es a partir de estas premisas históricas que nos propusimos investigar el contacto lingüístico español-kreyol en la comunidad cubano-haitiana  de Barrancas[1], ubicada en una zona rural del municipio de Palma Soriano en la provincia de Santiago de Cuba. Con este fin se hizo un trabajo de campo en dicha comunidad durante cinco días, lo que nos permitió realizar grabaciones in situ a haitianos (H) y sus descendientes de primera (D1) y segunda generación (D2), de ambos sexos, tanto en español como en kreyol (esta lengua se encuentra en estado disglósico[2], pues su empleo se reduce al marco de la familia y algunas actividades socioculturales y religiosas),  para estudiar el influjo recíproco entre las  dos lenguas. Se analizó el comportamiento de diversos rasgos en ambas lenguas, en los que se aprecia el resultado del contacto lingüístico, pero hasta el presente sólo se ha trabajado estadísticamente el tratamiento de /-s/ y /-r/  mediales y finales en el corpus grabado en español , y el de los fonemas  /ε/, /É/, /z/ y /γ/ en  las grabaciones que se hicieron en kreyol.[3]

     Uno de los primeros indicios sobre el influjo del kreyol en el español se encuentra  en el prólogo del Diccionario provincial ..., de E. Pichardo, quien señala que «en la mitad oriental de ella [de la Isla] se conservaron más las [voces] nativas ó preponderaron las de su vecina Haití.»(1875 :IX)

     En el acta de la sesión pública ordinaria del 5 de noviembre de 1882 de la Sociedad Antropológica de Cuba, donde aparece la respuesta dada a las preocupaciones enviadas por el lingüista H. Schuchardt, se plantea que el «francés criollo aún se habla en algunas fincas del interior de la provincia de Santiago de Cuba.»( Martínez 1989 :15)

     Posteriormente en las Crónicas de Santiago de Cuba, E. Bacardí hace referencia a la presencia del kreyol en esta ciudad, al plantear que

Dejar de mencionar el «francés criollo» en las Crónicas de Santiago de Cuba, sería dejar pasar por alto algo muy típico de nuestra comarca (...). Los esclavos de franceses tenían un habla especial: la «jerigonza, francés criollo, patua», mezcla de la lengua francesa y de distintos dialectos de tribus africanas. Con ella se entendían con sus dueños, con ella entre sí, é hiciéronla extensiva también, no sólo á sus convecinos de la misma condición de raza y suerte, sino que aún á los demás esclavos á quienes la maldad humana continuó introduciendo de las costas de Guinea.(1909 :412-413)  

     La cita anterior de E. Bacardí no sólo nos permite apreciar la importancia y la influencia  del kreyol en la región suroriental cubana, sino nos evidencia, y esto es fundamental, que los haitianos hicieron extensiva su lengua a los esclavos bozales. Esta idea es reafirmada cuando plantea que «extendida en Santiago de Cuba la jerga, dialecto o corrupción de lengua, francés y dialectos africanos, que usaba y usa en Haití la generalidad de sus habitantes, hízose aquí también el francés criollo lengua de los esclavos (...).»(ibid :193)

     También F. Ortiz se refirió al contacto bozal-haitiano. Al respecto señala:

Los negros y mulatos haitianos encontraron (...) negros de nación dajomé, arará, majino, sabalú y otros de iguales étnias, lingüísticas y musicales antecedentes, o sea de la misma cultura, y se fueron entendiendo apenas lograron una nueva  fase en su transculturación idiomática, formando una nueva habla, mezcla del créole afrofrancés de Haití con el criollo afrohispano de Cuba. En ese ambiente cubano-haitiano, de santería y de vodú, surgieron de los «cabildos de nación» los grupos religiosos y diversivos de las tumbas francesas.(1955 :120-121)

 

     Según I. Martínez Gordo, en la cita anterior «se nota no sólo la presencia del criollo de Haití en Cuba (francés criollo), sino también nos informa sobre la influencia que tuvo esta lengua, particularmente en Santiago de Cuba, al definirlo como algo típico de esta región.»(1985 :335)

     Por  otro lado, resulta muy interesante la alusión  a una transculturación idiomática que forma una nueva habla, mezcla del kreyol y del criollo afrohispano de Cuba. En primer lugar, reconoce F. Ortiz la existencia de un criollo afrohispano en Cuba, mezcla del español y de las lenguas africanas. En segundo lugar, plantea el surgimiento de una nueva lengua, mezcla de ese criollo afrohispano cubano y el afrofrancés haitiano.

     Martínez Gordo también analiza el trabajo sobre el llamado «patois cubain», de F. Boytel Jambú, en el que éste acepta la formación y existencia en el siglo XIX de una lengua criolla cubana a la que denomina patua cubano, como resultado  del contacto entre el criollo haitiano y el español.(1983, 1985 :336, 1989)  Esta destacada investigadora agrega que « a través del vocabulario de Boytel, no puede obtenerse una idea general de esta supuesta lengua, pues la estructura en forma de glosario impide definir diversos fenómenos gramaticales (...).»(1983 :166)  

 

Subir

        Otro testimonio de este contacto lingüístico es el trabajo «La lengua créole en la tumba francesa», de D. J. Bernard, quien señaló que «concretamente, el créole de la tumba francesa es una mezcla de lo que ha sobrevivido de esa lengua, con el español de Cuba, constituyendo una muestra práctica de cómo pueden operar los mecanismos de asimilación interétnica, en el plano lingüístico.»(apud Martínez 1985 :336)  Es indudable que en lo concerniente al llamado patois cubain quedan muchas interrogantes por dilucidar, para lo cual sería necesario realizar una investigación más profunda, con el inconveniente de la ausencia de testimonios.

      Sin embargo, el propio F. Boytel planteó que «el patois-cubano  básicamente es patois-haitiano y difiere solamente de aquel en los nombres propios de la región y en la abundancia de hispanismos y en el afrancesamiento de muchas palabras españolas.»(apud Martínez 1989 :21) Por otra parte, un hablante nativo de Haití a quien se le mostró el glosario reconoció que más del 90% del léxico registrado por Boytel existe en el kreyol hablado actualmente en ese país.

     De cualquier forma, los testimonios de  E. Bacardí,  F. Ortiz y F. Boytel  resultan  de gran valor, por cuanto revelan el estrecho contacto de  los haitianos con los esclavos bozales. Desde el punto de vista lingüístico ambos debieron ejercer su influjo en la formación del español no estándar de la región suroriental cubana. Las estrategias de adquisición   del español  por parte de los haitianos  no pudieron ser muy diferentes de  las que presentaban los esclavos recién traídos de Africa.

      Aquel kreyol cubano, según F. Boytel Jambú desapareció «cuando el Grito de Yara retumbó en las Sierras.»(apud Martínez 1989 :47); pero, sin dudas, debió dejar su huella en el español  de la región.(Pichardo :IX)

      Si el kreyol de aquella primera oleada pudo haber desaparecido, «los trabajadores emigrados  haitianos que se establecieron en la primera mitad del siglo XX en esta misma región oriental y hasta Camagüey, introdujeron de nuevo la lengua criolla en Cuba.»( Yacou 1975 :406, apud Martínez 1989 :33)

        En la actualidad, los haitianos de las comunidades rurales hablan en kreyol entre sí y con sus descendientes, pero al dirigirse  a los cubanos utilizan un español con rasgos bozaloides. Los descendientes de primera y segunda generación  emplean el  kreyol en el marco de la familia, que es predominantemente extensiva. En los descendientes de tercera generación se observa un debilitamiento del empleo de esa lengua. En las ceremonias, ritos y cultos religiosos, los cantos, las invocaciones y los rezos se dicen en kreyol. Los cubanos casados con haitianos o con sus descendientes entienden generalmente la lengua criolla, y en ocasiones la hablan con cierto dominio. Los campesinos cubanos que han trabajado o convivido durante mucho tiempo con haitianos logran cierto nivel de comprensión en kreyol.(Barrios 1995, Ourdy 1997)

      Como se ha podido apreciar hasta aquí, la presencia de haitianos en la región suroriental cubana fue fuerte durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. El kreyol se relacionó  tanto  con el habla bozal como con el español.

      El español hablado actualmente por los haitianos presenta algunas características semejantes a las que se encuentran en los textos bozales del siglo XIX, por ejemplo:   

     a)Tendencia general a la omisión de /-s/ medial y final (tanto no morfemática como morfemática nominal y verbal):  mayemasá, comida de lo[Ø] jimagua[Ø] ..,el vie[l]ne e[Ø] la gran fie[Ø]ta  de lo[Ø] santo[Ø], de[]pué[] yo trabaja doce año[], la muje[l] dice siete hijo[] mío[], ¿cuánto[] hijo[] tú tiene[]? En algunos casos /-s/ final se conserva debido a la resilabificación, por ejemplo: lo sijo[], lo[] die saño[].

     b)La lateralización de /-r/ medial y final es un fenómeno bastante extendido: pa tú hace[l] una comida ..., yo no acue[l]do eso, ti vo a dici[l] ..., el pa[]to[l] que no[] visitaba, de[]pué[] va do[l]mí.  En ocasiones,  /-r/ se omite, sobre todo en los infinitivos, al igual que en kreyol: yo me gu[]ta hablá[] ca[]tellano, pe(ro) cue[l]po se va a caé[].

     c)Ausencia de concordancia genérica:  una casa malo, pero no se moja, la gente rico tú no tiene na que ve[l] con ello[Æ],  como la[] cosa[] tan e[]caso[] ..., criamo[] mucho[] gallina[].

     d)Ausencia del artículo definido: (los) haitiano[Ø] casi todo[Ø] son anciano[Ø], pe(ro) (el) cue[l]po se va a caé[Ø], a cincuenta centavo[Ø] (la ) tonelá.

     e)Supresión de preposiciones: cuando yo viní ici (a) Cuba, ta casao (con) cinco mujere[Ø], no son iguale[Ø] que (en) Haití, y yo vi (a) mi paisano. No siempre se suprimen las preposiciones. En ocasiones son confundidas, por ejemplo: ello[Ø] se dedican  en negocio.

     f)Cambios en el paradigma verbal, debido a la ausencia de concordancia entre el sujeto y el verbo, la sustitución de otra variante del mismo paradigma (cambio de tiempo, modo, persona y número).(Ortiz 1996) Ejemplos: yo viní aquí pa pasá, de[Ø]pué[Ø] yo trabaja doce año[Ø], yo piensa cuando pasa mil año[Ø]. .., de[Ø]pué[Ø]  yo cogé cosa, cuando nosotro[Ø]  viene, yo sembrá café.  Junto a estas formas pueden aparecer las correctas, incluso en un mismo informante.

     La explicación de estos rasgos lingüísticos podría estar en el aprendizaje incompleto del español y  en  la extrapolación de formas haitianas debido a la interferencia lingüística del sistema criollo haitiano. 

     Las características de este español haitiano hablado en la región suroriental cubana, nos permiten acercarnos a las posibles actuaciones lingüísticas de los inmigrantes que llegaron durante el siglo XIX. En este sentido, según L. Ortiz, no se debe «descartar la influencia que pudieron haber tenido esas comunidades de haitianos en el habla de cubanos de la ruralía, quienes compartieron socialmente con estas comunidades haitianas, como postula F. Boytel en su hipótesis del Patois Cubain.»(1996 :7)  

 

Subir

     Por otra parte, esas coincidencias podrían servir para analizar los criterios de E. Bacardí y F. Ortiz  respecto  al surgimiento de un nuevo código lingüístico a partir del contacto entre el kreyol y el habla bozal.  La interferencia entre las dos variantes de español debió ocurrir, pero al tener, tanto los haitianos como los bozales, dificultades muy semejantes en el aprendizaje del español, las dos variantes presentaban similitudes que pudieron conducir, incluso, a que  se confundiesen ambos grupos durante el siglo XIX.

     Dado el alto porcentaje de población de origen africano y haitiano en la región suroriental cubana durante el siglo XIX, las variantes lingüísticas empleadas por los dos grupos deben haber ejercido su influencia en la formación del español no estándar regional. Este influjo se mantuvo durante la segunda mitad del siglo XX con la llegada de los braceros haitianos.  La migración de población rural hacia las ciudades, que aumentó a partir de 1959, debió contribuir a afianzar determinadas tendencias lingüísticas sobre todo en zonas urbanas periféricas.

     Al respecto, J. Lipski, quien se ha ocupado del estudio del español haitiano de República Dominicana, señala que éste es «the result of the imperfect acquisition of Spanish by speakers of another language.»(1994a :26) Y agrega: «the interpenetration of Spanish and Haitian Creole in Santo Domingo has been so through that most Dominicans themselves are unaware of the true extend of Haitian/creole influence on vernacular Dominican Spanish.»(ibid :45)  

A.Influjo del español en el kreyol. (cfr. Ourdy 1997)

     El kreyol posee un sistema vocálico constituido por siete vocales orales, tres nasales y dos semivocales. Entre las orales resulta importante la oposición entre abierta y cerrada que se da en las parejas /e/ - /e/ y /É/ - /o/, pues este tipo de oposición no existe en español. De ahí nuestro interés en analizar el comportamiento de las vocales orales abiertas en kreyol.

     Por su parte, el sistema consonántico del kreyol presenta algunos fonemas inexistentes en español; de éstos estudiaremos  /g/ (r uvular) y  /z/ (s sonora). En kreyol /z/ establece una oposición con  /s/ (s sorda).

     Estos fonemas del kreyol hablado por los haitianos y sus descendientes en la comunidad de Barranca, deben haber sufrido cambios fonéticos bajo el influjo de la articulación de los fonemas existentes en el español regional.

a) El fonema /e/.

     En kreyol  /e/ se opone a  /e/, por ejemplo: ke [ke] ‘cola’ y [ke] `corazón’. En el  kreyol hablado en Barranca,  /e/ tiende ligeramente a cerrarse, pues de 787 posibilidades de realización en el corpus analizado, en 632 casos se mantiene abierta para un 80,30%, mientras que en 155 casos se cierra para un 19,70%.

     Entre los haitianos esto ocurrió en un 19,4%; los descendientes de primera generación la cerraron en 20,6% y los de segunda en un 22,5%. Como se puede apreciar la diferencia entre las tres variables generacionales fue muy leve, aunque con tendencia a aumentar en los descendientes. La explicación a esto puede estar en las características de la familia haitiana que, de generación en generación , tiende  a nuclearse alrededor del padre de origen haitiano, lo que favorece la transmisión oral de las tradiciones culturales y de la lengua de padre a hijo y de abuelo a nieto. Los descendientes de haitianos siempre han estado obligados a emplear el kreyol cuando están en la casa. Debido al poco conocimiento del español que tienen los haitianos, el uso de la lengua materna es la única posibilidad de establecer la comunicación interfamiliar.

     Ejemplos de empleo de /e/ en lugar de  /e/ :

-travay ke nou fe (f/e/ en vez de f/e/) ‘el trabajo que hacemos’.

-poum wé  fre yo (fr/e/ en vez de fr/e/) ‘para ver a los hermanos’.

-yo jwe manchet  (manch/e/t en vez de manch/e/t) ‘hacen juego de machete’.

-nou konet fanmi nou (kon/e/t en vez de kon/e/t) ‘conocemos a nuestra familia’.

-yo ba yo limye (limy/e/ en vez de limy/e/) ‘les dan luz’.

b) El fonema /É/.

     En kreyol  /É/ se opone a  /o/ (cerrada), por ejemplo: koli [koli] ‘paquete’ y kò li [kÉli] ‘su cuerpo’. En la muestra analizada, de 596 posibilidades de realización de /É/, ésta se conservó abierta en 454 ocasiones para un 76,17%, y se cerró en 142 casos (23,83%).

     Entre los haitianos  /É/ se realizó como /o/  en un 22,1%; entre los descendientes de primera generación esto ocurrió en un 23,2%; y entre los de segunda, en un 25,1%.  

 

Subir

    En comparación con  /e/,  /É/ presenta mayor tendencia a cerrarse. La diferencia es de un 4,13%.

     Ejemplos de empleo de /o/ en lugar de /É/:

-wap fè yon banboch (banb/o/ch en vez de banb/É/ch) ‘estás haciendo una fiesta’.

-yo vini, nou ale lot bo a (l/o/t en vez de l/É/) ‘ellos vienen, nosotros vamos allá’.

-le yo vini yo tire potre nou (p/o/tre en vez de p/É/tre) ‘cuando vienen nos tiran fotos’.

-m soti nan Rara (s/o/ti en vez de s/É/ti) ‘salí del grupo Rara’.

-yo kom moun ki gen Iwa (k/o/m en vez de k/É/m) “se hacen como gente poseída’.

c) El fonema /g/.

     Este fonema  en kreyol es uvular como en francés. Dada la inexistencia de este fonema en español, donde es apical, en el kreyol hablado en Barranca tiende a pronunciarse apical. De 354 posibilidades de realización de /g/ en el corpus analizado, éste se conservó como uvular en 261 oportunidades (73,8%) y se convirtió en apical en 93 para un 26,2%.

     Los haitianos pronunciaron  /g/ como apical en un 12,6%; los descendientes de primera generación lo hicieron en un 27,4%, y los de segunda en un 40,9%. En comparación con los fonemas analizados anteriormente se aprecia un mayor influjo del español, sobre todo entre los descendientes de segunda generación.

     Ejemplos de empleo de /r/ en lugar de /g/:

-pran ‘coger’ – [prã] en vez de [pgã].

-premyè ‘primera’- [premie] en vez de [pgemie].

-retire ‘retirar, quitar’ – [retire] en vez de [getige].

-relasyon ‘relación’ – [relasiõ] en vez de [gelasiõ].

c) El fonema /z/.

     Debido a que en español no existe  /z/ (sonora), sino sólo  /s/ (sorda), los hablantes de kreyol tienden a ensordercerla. De 769 posibilidades de realización de /z/, en 501 se conservó como sonora para un 65,2%  y en 268 se ensordeció para un 34,8%.

     Si entre los haitianos  /z/ se convirtió en /s/ en sólo un 8,9%, entre los descendientes de primera generación esto ocurrió en un 15,2% y entre los de segunda en un 49,1%. En este caso la variable sexual aportó rasgos significativos, pues  los hombres la ensordecieron   en un 24,4%, mientras que las mujeres lo hicieron en un 48,7% (en los haitianos fue de 6,5% y en las haitianas de un 20,9%; en los hombres D1 fue de un 15,2% y en las mujeres D1 de un 59,7%; en los hombres D2 fue de un 49.1% y en las mujeres D2 de un 67,7%). Como se puede apreciar, el índice de ensordecimiento de /z/ aumentó de un grupo generacional a otro, y siempre fue superior entre las mujeres.

     Ejemplos de empleo de /s/ en lugar de /z/:

-kousen ‘primo’ – [kusã] en vez de [kuzã].

-anmise ‘divertirse’ – [ãmise] en vez de [ãmize].

-safé ‘asunto’ – [safe] en vez de [zafe].

-fómalise ‘formalizar’ – [fomalise] en vez de [fomalize].

-peyisan  ‘paisano’- [pe:isã] en vez de [pe:izã].  

B. Influjo dell kreyol en el español.

a)      El fonema  /-s/. (cfr. Figueroa 1998, 1999, en prensa. 

Este fonema  en posición final de sílaba y de palabra tiende a aspirarse y omitirse en diversas variedades del español, sobre todo en las del Caribe donde el elemento africano entró en contacto con el español.  Es precisamente en la variante no estándar dominicana y en la de la región suroriental cubana (Santiago de Cuba y  Guantánamo) donde se aprecia un mayor por ciento de omisión de /-s/.(Figueroa  1998) En esto no sólo ha influido el elemento africano directo, sino el indirecto a través del kreyol, lengua que ha estado en contacto durante mucho tiempo con ambas variedades del español. En kreyol no hay /-s/ medial ni final. En el contacto con el español tanto las lenguas africanas como el kreyol han incidido en la polarización de una tendencia proveniente del mediodía peninsular. Si en las modalidades del español peninsular meridional (andaluz y canario)  predomina la variante aspirada, en el español dominicano y en el suroriental cubano es la elisión (el cero fonético) la que alcanza el mayor por ciento.(Figueroa 1994, 1995, 1998, en prensa)

     En Barranca, de un total de 356 posibilidades de realización de /-s/ en 15 oportunidades se conservó como [-s] para un 4,21%, en 20 se realizó como [-h] (aspirada) para un 5,62%, y en 321 se elidió para un  90,17%.

     En el caso de /-s/ medial, esta se omitió en un 85,33 %, se realizó como aspirada en un 10,67 %, y como sibilante en un 4,00 %. La elisión fue superior entre los haitianos (97,74 %) que entre los descendientes de primera generación (84,61 %) y los de segunda generación (80,00 %). Los datos que aporta la variable sexual demuestran que los hombres omiten más que las mujeres, con un 90,90 % y un 80,95 %, respectivamente.

     En lo  referente a /-s/ final de palabra, la deleción fue de un 91,46 %; a la aspiración y a la variante sibilante les correspondieron un 4,27 %, respectivamente. Los haitianos la elidieron en un 96,25 %, los descendientes de primera generación en un 91,67 % y los de segunda generación en un 88, 07 %. La omisión fue superior entre los hombres (93,89 %) que entre las mujeres (89,33 %).

     Ejemplos de omisión de /-s/:

-tan con[ø]truyendo mucho[ø] hotel[ø].

-e[ø]tamo[ø]  pasando necesidade[ø] de agua que no e[ø]  fácil.

-entre ella[ø], la[ø] cancione[ø] que má[ø] me gu[ø]tan  son  la[ø] de Ana Grabiel.

-son la[ø] cosa[ø] que tú ve[ø]  en el  ho[ø]pital.

b)      El fonema /-r/.  

 

Subir

     La neutralización de /-r/ y /-l/ es un fenómeno que se da en las modalidades del español peninsular meridional. Sin embargo, mientras en éstas la tendencia predominante es la vibrantización de  /-l/, en las zonas de América donde hubo contacto con las lenguas africanas, en especial las bantúes, ocurre lo contrario:  /-r/ tiende a lateralizarse. Esto ha sido comprobado en los textos afrohispánicos peninsulares y americanos en los que se refleja el habla del negro en siglos pasados. Según J. Lipski   /-r/  resultaba “un sonido mal definido que, al oído africano que no conocía las consonantes vibrantes, más se parecía a /l/ que a /r/.” (1994ª :190)  Este destacado afrohispanista señala que “also frequent in Afro-Hispanic texts (...) is the shift /r/ > /l/ (…).  Interchange of /l/ and /r/ in the syllabe onset occurred sporadically in Ibero-Romance, although the shift of /l/ to /r/ was more frequent. In the contemporary Andalusian Spanish, the same process occasionally occurs, but never with the frequency found in bozal texts.” (1995 :138-139)

     Este fonema en posición medial se lateralizó en un 73,97 %. Según la variable generacional el comportamiento fue divergente, pues entre los haitianos la variante lateral alcanzó un 66,67 %, mientras que a la omisión le correspondió el 27,78 % (el restante 5,55 % es de la variante vibrante). Los descendientes de primera generación lateralizaron /-r/ medial en un 80,00 % (la elisión se redujo a un 8,00 %, la vocalización  tuvo un 8,00 % y la variante vibrante un 4,00 %). Entre los descendientes de segunda generación la variante lateral constituyó el 73,33 %, la variante vocalizada aumentó a un 13,33 %, mientras que la omisión y la variante vibrante solo fueron de un 6,67 %, respectivamente. La lateralización fue superior entre los hombres (76,93 %) en comparación con las mujeres (70,59%). Sin embargo, si estas omitieron /-r/ en un 17,65 %, los hombres la vocalizaron en un 12,80 % (el resto de los por cientos en ambos sexos corresponden a otras variantes).

     En el caso de /-r/ final de palabra, la variante lateral alcanzó el 65,33 %, la deleción el 24,00 %, la variante vocalizada  el 8,00 % y la vibrante el 2,67 %. Entre los haitianos la lateralización fue de un 52,00 % y la elisión de un 48,00 %; entre los descendientes de primera generación la variante lateralizada subió a un 69,57 %, mientras que la omisión descendió a un 17,38 % (a la variante vocalizada le correspondió el 8,70 % y a la vibrante el 4,35 %); la lateralización fue aún mayor (74,08 %) entre los descendientes de segunda generación, quienes también vocalizaron más (14,82%) que los informantes de primera generación; sin embargo, en los de segunda generación la elisión se redujo a un 7,40 % y la variante vibrante solo tuvo un 3,70 %. Los resultados obtenidos en la variable sexual difieren de los que se ofrecieron para /-r/ medial en lo referente al empleo de la variante lateral, pues las mujeres lateralizaron /-r/ final de palabra en un 73,53 % y los hombres lo hicieron en un 58,53 %; sin embargo los hombres la vocalizaron en un 12,20 % y las mujeres solo en un 2,94 % (la omisión fue de un 26,83 % entre los informantes masculinos y de un 20,59 % entre los femeninos; los hombres utilizaron la variante vibrante en un 2,44 % y las mujeres en un 2,90 %).

     Es indudable que el contacto con el kreyol incidió en la polarización de una tendencia proveniente del mediodía peninsular. Los haitianos, al emplear el español como L2, sólo tenían dos opciones: la omisión de /-r/ debido al predominio de la estructura silábica CV en su lengua, o su lateralización porque en el sistema fonológico de su lengua no existía la oposición /-r/ - /-l/, de ahí que tendan a convertir  /-r/ en /-l/, que es el único fonema líquido conocido implosiva. Algo semejante debió ocurrir con los haitianos de la primera oleada. Los resultados obtenidos en el español hablado por los haitianos así lo demuestran. En el kreyol no existe /-r/ medial ni final, pero sí /-l/ en esas dos posiciones, por ejemplo: jounal < fr. journal,  lamé<fr. l’armée.

     Ejemplos de lateralización de /-r/:

-po[ø]que tuve que ocupa[l]me de mis he[l]mano[ø].

-siempre e[ø]tábamo[ø]  a[l]mando fie[ø]ta[ø] en el pa[l]que.

-mandaban a bu[ø]ca[l]  haitiano[ø].

-mata[l]  macho[ø] ‘cerdos’ ese día no si[l]ve.

-e[ø]to  debe mejora[l].  

     Lo analizado hasta aquí nos demuestra que  ha habido interferencias entre las dos lenguas en la comunidad cubano-haitiana de Barranca. En el kreyol se manifiestan algunas tendencias en las que se evidencia el influjo del sistema fonológico del español regional. La tendencia a cerrar  las vocales abiertas /ε/ y /Ì/, a ensordecer /z/ y a convertir /g/ en apical aparece en todos los informantes, sobre todo entre los descendientes de haitianos. Todas estas tendencias implican una simplificación del sistema fonológico del kreyol debido a interferencias del español.  Estas mismas tendencias debieron existir entre los haitianos de la primera oleada y sus descendientes.

     Por su parte, el kreyol  ha incidido en la polarización de algunas tendencias que se manifiestan de forma más moderada en otras modalidades del español. La omisión de /-s/ fue elevada entre todos los informantes, pero sobre todo entre los haitianos y en la variable sexual masculina. La lateralización de /-r/ alcanzó altos por cientos en los descendientes de haitianos, mientras que en estos últimos no se pueden desestimar los casos de omisión (27,78 % en posición medial y 48,00 % en posición final de palabra).

     El español hablado por los haitianos de la comunidad, en lo concerniente a los rasgos analizados, no difiere mucho de lo que se aprecia en muestras de habla bozal cubana del siglo XIX. Los resultados obtenidos aquí nos permiten aproximarnos a las estrategias de adquisición del español por parte de los haitianos de la primera oleada, y valorar el papel desempeñado por su variante de español, al igual que por el habla bozal, en la formación del español no estándar de la región suroriental cubana. En las dos variantes del español (la haitiana y la bozal) se aprecia una convergencia[4] con tendencias propias del español peninsular meridional, en lo que respecta a los rasgos lingüísticos estudiados. Ambas deben haber incidido en la polarización de esas tendencias que se  manifiestan actualmente en el español no estándar  regional.  

 

Subir

BIBLIOGRAFIA  

 

Bacardí, E. (1909). Crónicas de Santiago de Cuba. España. 3 tomos.  

Barrios Montes, O. (1995). Cambios socioculturales en una comunidad cubano-haitiana. Tesis de licenciatura. Universidad de Oriente.  

Castor, Susy (1983). Migraciones y relaciones internacionales; el caso haitiano-dominicano. UNAM. CELA.  

Cremé Ramos, Z. (1994). Pesquizaje sobre la procedencia de los esclavos en la jurisdicción de Cuba entre 1792 y 1838. La Habana. Publicigraf.  

De Granda, G. (1994). Español de América, Español de Africa y hablas criollas hispánicas. Madrid. Gredos.  

Duharte Jiménez, R. (1988). El negro en la sociedad colonial. Santiago de Cuba. Edit. Oriente.

_______________ (s.a.). Geografía, raza y color en Cuba.(inédito).  

Figueroa Arencibia, V. J. (1992). Aproximación al estudio del habla bozal cubana en El Monte de Lydia Cabrera. Papia. Universidad de Brasilia. Vol. 2. No. 1 :7-18.  

___________________   (1994). La marca de plural (sintagma nominal) en el español no estándar  de  una  barriada  de  Santiago  de  Cuba.   Anuario  de Lingüística   Hispánica. Univ. de Valladolid. Vol. X :103-121.

___________________   (1995). La marca de plural (sintagma nominal) en el español no estándar de Santiago de Cuba. Estudios de literatura y cultura colombianas  y  de lingüística afrohispánica. Peter P. Konder et al. (eds.). Frankfuram  Main :185-204.  

___________________ (1999). Rasgos semicriollos en el español no estándar de la región suroriental cubana. Lenguas criollas de base lexical española y portuguesa.  Zimmermann  K.(ed.). Frankfurt am  Main. Vervuert :  411-440.  

___________________ (1998).Un rasgo semicriollo en el español no estándar de la región suroriental cubana: el tratamiento de /-s/. Tesis doctoral. Universidad de La Habana.

___________________ (2001). La lateralización de /-r/ en el español no estándar de la

región suroriental cubana: un rasgo semicriollo. Anuario I. Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, Santo Domingo, República Dominicana :357-385.  

González Suárez, D. (1984). Análisis de las causas de la inmigración en Cuba. Santiago. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba. 55 :48-64.

Lipski, J.  (1985). On the Weakening of /s/ in bozal Spanish. Neophilologus. 70 :208-216.  

_______  (1993). On the Non-Creole Basis for Afro-Caribbean Spanish. The University of New Mexico. Albuquerque.  

_______  (1994). El lenguaje afroperuano:  un  eslabón  entre Africa  y  América.  Anuario de Lingüística Hispánica. Vol. X :179-216.  

_______  (1994a).    A   New   Perspective   on    Afro-Dominican   Spanish:   the  Haitian Contribution. University of New Mexico.  

_______  (1995). Literary «Africanized» Spanish as a Research Tool: Dating Consonant Reduction. Romance Philology. Vol. XLIX. No.2. November :128-167.  

_______  (1996). El español de América. Madrid. Ediciones Cátedra.  

López Morales, H. (1971). Estudios sobre el español de Cuba. Madrid. Anaya.

______________  (1983).  Estratificación  social  del  español de San Juan de Puerto Rico México. UNAM.

______________  (1992). El español del Caribe. Madrid. Editorial MAPFRE.

______________  (1989). Sociolingüística. Madrid. Gredos.

Lorenzino(1993). Algunos rasgos semicriollos en el español popular dominicano. Anuario de Lingüística Hispánica. Valladolid. IX :109-124.

__________  (1998). El español caribeño: antecedentes sociohistóricos y lingüísticos. América Negra. M. Perl y A. Schwegler (eds.). Frankfurt. Vervuert.  

Martínez Gordo, I. (1989).   Algunas   consideraciones  sobre  Patois  Cubain  de  F.  Boytel  Jambú. La Habana. Academia.

_______________ (1983).   Sobre la hipótesis de un patois cubano. Anuario L/L. La Habana. No.14 :161- 169.

_______________  (1985).  Situaciones  de  bilingüismo  en  Cuba:    apuntes  para  su estudio. Anuario L/L. No. 16 :334-344.  

Millet, J. y J. Corbea (1987). Presencia haitiana  en  el  Oriente  de Cuba. Del Caribe. Santiago de Cuba. Año IV.  No. 10 :72-80.

Ortiz, F. (1975). Los negros esclavos. La Habana. Editorial de Ciencias Sociales.

______  (1955). Los instrumentos de la música cubana. Tomo IV.

______  (1922). Los afronegrismos en nuestro lenguaje. Revista Bimembre Cubana. XVII.  6 :323-329.

Ortiz López, L.A. (1996). El español haitiano en Cuba y su relación con el habla bozal. Lenguas  criollas de base lexical española y portuguesa. Zimmermann K. (ed.).  Frankfurt am Main, Vervuert : 197-203.

Ourdy, P. (1997). Análisis de algunos rasgos lingüísticos del kreyol hablado en la comunidad  cubano-haitiana de Barranca. Tesis de licenciatura. Univerdad de Oriente (Cuba).

Pérez de la Riva, J. (1975). El Barracón y otros ensayos. La Habana. Edit. Ciencias Sociales.  

Pérez Dionisio, M. (1996). La inmigración hispana en Santiago de Cuba. Estudios de historia social y económica de América. No. 13 :427-447.  

Perl, M. (1981). La influencia del francés y del francés criollo en el español del Caribe. Islas. Universidad Central de Las Villas. No. 68 :163-176.  

______  (1988). Rasgos postcriollos léxicos en el lenguaje coloquial cubano. Bogotá.

Pichardo y Tapia, E. (1875). Diccionario provincial casi razonado de voces y frases cubanas. La Habana. Imprenta El Trabajo.  

Portuondo, O. (1987). La región de Guantánamo: de la producción de consumo a la de mercancía. Del Caribe. Año IV. No. 10 :3-22.  

___________  (1994a). Esclavitud o independencia: disyuntiva del liberalismo criollo oriental de la isla de Cuba en 1836. Secuencia. Nueva época. Mayo- Agosto. No. 29 :153-169.

___________  (1994b).  La  inmigración  negra  de Saint-Domingue  en la jurisdicción de Cuba (1978-1809). Espace Caraibe. No. 2 :169-198.  

Terrell, T. (1974). La aspiración y elisión en el español cubano -implicaciones para una teoría  fonológica dialectal. Actas del IV Congreso de la ALFAL. Lima :627-637.  

________  (1979). Final /s/ in Cuban Spanish. Hispania. Vol. 62. Number 4 :599-612.  

Yacou, Alain (1975). L’émigration á Cuba des colons franςais de Saint-Domingue au cours de la  Révolution. Tesis de doctorat de III cycle. Bordeaux.  

[1] Una caracterización histórica, económica y sociocultural de la comunidad de Barranca aparece en las páginas 21-22 de la tesis doctoral de V. Jesús Figueroa Arencibia, y en las páginas 59-62 de la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy, que se encuentran en la bibliografía.

[2] Sobre el estado diglósico del kreyol se pueden consultar las páginas 55-59 de la tesis de Pierre Jean Ourdy.

[3] Para una mayor precisión sobre las variables dependientes e independientes empleadas en la investigación véanse la tesis doctoral de V.Jesús Figueroa Arencibia y la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy que aparecen en la bibliografía. En su investigación Pierre J. Ourdy trabajó con doce informantes: seis  masculinos y seis  femeninos, atendiendo a la variable sexual; cuatro haitianos, cuatro D1 y cuatro D2, según la variable generacional. Por su parte, Jesús Figueroa tuvo una muestra de seis informantes: tres masculinos y tres femeninos; dos haitianos, dos D1 y dos D2.  

[4] Para el concepto de interferencia y convergencia lingüísticas  confiero Sociolingüística, de H. López Morales,  pág. 165 y sgtes; Español de América, ..., de Germán de Granda, pág. 314 y sgtes,   338-339.

 
Sobre el autor:
nombre: Vicente Jesús Figueroa Arencibia
E-mail: rancho@teleda.get.tur.cu 
Home-page: [no disponible]
Sobre el texto:
Texto insertado en la revista Hispanista no 13
Informaciones bibliográficas:
FIGUEROA ARENCIBIA, Vicente Jesús & OURDY, Pierre Jean. Contacto lingüístico español-kreyol  en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba . In: Hispanista, n. 13. [Internet]
http://www.hispanista.com.br/revista/artigo114esp.htm
 

 

marcador1.gif (1653 bytes) H0ME marcador1.gif (1653 bytes)

PORTAL 

marcador1.gif (1653 bytes)

NÚMERO ACTUAL 

marcador1.gif (1653 bytes)

NÚMEROS ANTERIORES