HISPANISTA  Vol XVI 60 Enero Febrero - Marzo de 2015
Revista electrónica de los Hispanistas de Brasil
Fundada en abril de 2000
ISSN 1676
9058 ( español) ISSN 1676 904X (portugués)

Editora general: Suely Reis Pinheiro

Alexis Márquez Rodríguez

 
 Gente

“Gente” es uno de esos vocablos a los que en las gramáticas llaman “sustantivos colectivos”, a diferencia de los conocidos como “individuales”

“Gente” es uno de esos vocablos a los que en las gramáticas llaman “sustantivos colectivos”, a diferencia de los conocidos como “individuales”. Es decir, es un sustantivo que contiene en su significado varios individuos de la misma especie. “Gente”, aunque esté en singular, supone más de una persona, y hasta en una de sus acepciones se refiere a la totalidad de los seres humanos, aunque sea en apariencia: “A la gente le encanta un chisme”.

“Gente” es, además, una palabra polisémica. El Drae le atribuye numerosas acepciones. La primera es la original, de la cual se derivan las demás: “Pluralidad de personas”, acepción que es copia literal de la que ya se daba en el Diccionario de Autoridades (1734).

A partir de esa acepción de carácter general, el Drae registra muchas otras, algunas de las cuales son de uso frecuente. Entre estas se incluye la 5ª, “persona (// individuo)”, a la que el Drae le atribuye el valor de americanismo, lo cual, aunque, efectivamente, es de uso común y corriente
en nuestro continente, no es del todo exacto, pues es acepción que ya se registra en el mencionado Diccionario de Autoridades.

Otra acepción de uso frecuente registrada en el Drae es la 4ª, de carácter coloquial, equivalente a “familia”, como cuando a
alguien le preguntan “¿Cómo está tu gente?”.

También como americanismo el Drae define “gente” como “Persona decente: ‘Creerse gente. Hacerse gente”. “Ser gente”.

De “gente bien” dice el Drae que es “La de posición social y económica elevada”. Y a “gente de pluma” le atribuye el significado de “la que tiene por ejercicio escribir”.

“Gente menuda” es una forma coloquial de designar a los niños. Y “gente non santa” es un modo igualmente coloquial de llamar a “la de mal vivir”.

Con mucha frecuencia se emplea la expresión “buena gente”, la cual, dicha de una persona”, significa “que es buena, que tiene bondad”.

De “gente de paz” dice el Drae que es “expresión usada para contestar a quien pregunta, cuando alguien llama a la puerta”.

Además de “gente” el Drae registra también las expresiones “gentalla”, “gentualla”, “gentarada”, “gentil”, “gentileza”, “gentilhombre”, “gentilicio”, “gentílico”, “gentilidad”, “gentilismo”, “gentilizar”, “gentillal”, “gentilmente”, “gentío” y “gentuza”. Y aunque no figure en el diccionario, también es frecuente “gentamentazón”.

                          Curul

El adjetivo “curul” es de empleo muy frecuente, sobre todo en el lenguaje político, y particularmente en los círculos parlamentarios y en el lenguaje de los medios de comunicación.

Es, por cierto, palabra de género femenino invariable en género, “la curul”, no obstante lo cual a veces, por ignorancia, algunos que la usan suelen emplearla en masculino, “el curul”. La razón por la cual es femenina, tal como lo era en latín, de donde proviene, es que en este idioma era adjetivo que se agregaba a la palabra “sella” (“silla”) como un calificativo, para referirse al asiento que en la antigua Roma estaba destinado a los ediles, o miembros de lo que hoy equivale a nuestros concejos municipales: “sella curulis”.

 En castellano el uso frecuente fue determinando que el sintagma “silla curul” fuese siendo empleado elípticamente, como si “curul” fuese un sustantivo y no un adjetivo, de tal modo que admite la calificación o determinación mediante ciertos adjetivos: “la curul”, “una curul”, “su curul”, “la curul vacante”, “una honrosa curul”, etc.                          

El Drae define “curul” como “escaño (asiento de los parlamentarios)”. Pero inexplicablemente lo atribuye a Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Perú. Inexplicablemente, digo, porque con el mismo sentido se usa en otros países, como es el caso de Venezuela, donde “la curul” se refiere al asiento que ocupan no solamente los parlamentarios, miembros del organismo superior del Poder Legislativo, diputados y senadores, sino también el destinado a los ediles o concejales, miembros de los concejos municipales.

 Otros diccionarios son más amplios y precisos en la definición de “curul”. El Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, por ejemplo, dice: “1. curul. (raro). Silla destinada a la persona de mayor dignidad. 2. (hist.) Roma antigua: Silla de marfil destinada a un edil de clase patricia. Edil de clase patricia (…)”.

 El Drae, además, remite a las expresiones “edil curul” y “silla curul”. Del primero dice: “En Roma, el de clase patricia”, a diferencia del “edil plebeyo”, definido como “…el elegido de entre la plebe”. En cuanto a la frase “silla curul”, el Drae registra: “La de marfil, en donde se sentaban los ediles romanos. 2. La que ocupa la persona que ejerce una elevada magistratura o dignidad”.

                                                           Daño

 “Daño”, según el Drae, es, entre otras cosas, “Efecto de dañar”. Y “dañar”, a su vez, es un verbo que se define, según el mismo diccionario, como “Causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia”.

“Daño”, según el Drae, es, entre otras cosas, “Efecto de dañar”. Y “dañar”, a su vez, es un verbo que se define, según el mismo diccionario, como “Causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia”.

Pero “daño”, también según el Drae, es mucho más: “daño: Efecto de dañar. 2. América. Maleficio, mal de ojo. 3. pl. Der. Delito consistente en causar daños de manera deliberada en la propiedad ajena. // daño emergente. Der. Valor de la pérdida sufrida o de los bienes destruidos o perjudicados. // daños y perjuicios. pl. Compensación que se exige a quien ha causado un daño, para reparar este. // a daño de alguien. loc. adv. desus. A su cuenta y riesgo. // en daño de alguien o algo. loc. adv. En perjuicio suyo. // hacerle el daño a una doncella. Guat. y Nic. desvirgarla. // sin daño de barras. loc. adv. desus. Sin daño o peligro propio o ajeno (…)”.

También el verbo “dañar” figura en el Drae con varias acepciones: “Causar deterioro, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia. (…) 2. Maltratar o echar a perder algo (…) 3. ant. Condenar a alguien, dar sentencia contra él. 4. pron. Puerto Rico. Dicho de un aparato, un objeto, etc., estropearse (// deteriorarse)”.

Respecto al sustantivo “daño” y al verbo “dañar”, no todas las acepciones que de ellos registra el Drae son conocidas ni usuales en Venezuela.

Antes era frecuente entre nosotros usar “daño” en el sentido de maleficio, y se acostumbraba poner un dije en una de las muñecas del recién nacido para, según creencia popular, librarlo del “daño” o “mal de ojo”. Hoy esta costumbre ha desaparecido o se usa muy poco.

La expresión “daño emergente” la usamos generalmente en el lenguaje forense o en el de los medios administrativos. Lo mismo puede decirse de la expresión “daños y perjuicios”, aunque esta con mayor amplitud.

El Drae atribuye la expresión “hacerle el daño a una doncella” solo a Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, dicha expresión es muy conocida en Venezuela, y antes se la usaba mucho, no en el sentido general de “desvirgarla” como señala el Drae, sino cuando esa acción se realizaba mediante el engaño o la seducción. Aunque la expresión podía emplearse también en casos de violación, era menos frecuente.

La palabra “daño” es de origen latino, y deriva del sustantivo “damnum”, que en latín significa lo mismo.